“Can’t Stop” está cargado de rock ‘n’ roll con un estribillo irresistible. Un himno de rock sobre resiliencia, determinación y voluntad indomable de afrontar desafíos. O “simplemente” una canción extremadamente pegadiza que puede hacer que casi cualquiera quiera cantar junto al coro.
Por lo tanto, el nuevo disco Ozarker del aclamado artista de Texas a través de Missouri, Israel Nash, se lanzará el 20 de octubre. Junto con el productor Kevin Ratterman (My Morning Jacket, Ray LaMontagne), Nash ha creado un disco que es, en muchos sentidos, un tributo a las raíces musicales. Y más que eso, un álbum que filosofa sobre el amor y la familia, sobre la belleza y el dolor, sobre lo que nos une en los buenos y en los malos momentos.
Musicalmente, Nash se inclina hacia el rock central con el que creció (Petty, Springsteen, Seger) con guitarras gruesas y estribillos contundentes y con letras que son cinematográficas y al mismo tiempo tratan sobre las personas siendo lo que más son. “Creo que la razón por la que gran parte de ese rock and roll clásico perdura es porque toca temas que todos sentimos profundamente: deseo, lucha, compromiso, escape”, dice Nash. “Como artista, siempre aspiro a tocar a la mayor cantidad de personas posible, y eso es lo que esta música siempre ha representado para mí”.