En un ecosistema musical cada vez más obsesionado con la perfección y la fórmula infalible, Rama Empanada elige el riesgo. Su nuevo single, “333”, no busca likes ni bailes virales: es una canción que incomoda, que se atreve a decir lo que cuesta escuchar. Es, ante todo, una confesión. Un espacio crudo donde se desnudan la ansiedad, el agotamiento emocional y la incomodidad de habitar un mundo donde todo parece impostado.
Nacida del encierro emocional más que del físico, “333” retrata ese estado intermedio entre el miedo al juicio y la urgencia de salir del laberinto mental. Una voz que no grita, pero no necesita hacerlo para incomodar. “No me gusta salir de mi casa / Menos si siento que no vale la pena” o “No quiero que digas la verdad / Si puede dañarme” son líneas que cortan como bisturí. Rama no adorna el dolor: lo muestra tal cual es, sin anestesia.

Musicalmente, el track abraza una producción austera, incluso áspera, que parece hecha a la medida de esa lírica filosa. Codirigido por Junior y el propio artista, el tema cuenta además con mezcla y masterización de Fermín Sagarduy, y un videoclip —firmado por Andrea Florens— que completa la experiencia con imágenes que amplifican la incomodidad. Porque “333” no busca consuelo, busca verdad.
Este nuevo lanzamiento marca también el último adelanto antes de la llegada de su próximo álbum, una obra que —según el propio Rama— tendrá como eje central la frustración colectiva. Un retrato lúcido de una generación que intenta mantenerse a flote entre la incertidumbre, el ruido y las exigencias de una vida que rara vez permite respirar.
Sobre Rama Empanada
Detrás de Rama Empanada está Ramiro Antelo, artista rosarino que ha sabido conjugar la sensibilidad pop con una mirada afilada sobre su época. Compositor, productor, DJ (bajo el alias DJ Repulgue), y músico por vocación, Rama encontró en la canción su forma más genuina de estar en el mundo.
Forjado en la escena under de Rosario —con pasos por espacios como D7, Berlín y Bar Capitán—, su carrera dio un giro en 2020 al mudarse a Buenos Aires con la idea de trabajar en estudios y ampliar su campo como productor. La pandemia, sin embargo, lo obligó a mirar hacia adentro. Fue allí donde comenzó a escribir de forma más comprometida, dando forma a lo que luego sería Estándar (2023), un disco que se adentra en la soledad no como encierro individual sino como espejo colectivo.
Desde su desembarco en la Capital, Rama ha transitado escenarios como El Emergente y Matienzo, convirtiéndose en una figura presente —pero no ruidosa— dentro de la escena porteña. Su universo artístico se alimenta del pop, sí, pero también del indie, del pulso electrónico y de una visión de productor que nunca se apaga. Es, en esencia, un artista gregario, que encuentra en la colaboración una manera de expandirse: ha trabajado con nombres como Serenna, Gladyson Panther y Bautibit, y siempre está en búsqueda de nuevos sonidos que desafíen lo establecido.
2024 ha sido un año de búsquedas y contrastes para Rama. A los singles “Pueyrredón” (más introspectivo, cercano al indie pop) y “Un poco más” (una colaboración bailable junto a Bautibit), se suma “Gratis”, una canción que retrata con acidez la desesperanza de quienes no logran proyectar un futuro en el país. Con “333”, esa línea se tensa aún más, apostando por una composición sin adornos que escarba en las verdades incómodas.
Pero nada de esto es estático: Rama Empanada está en pleno proceso de creación de su próximo álbum, una obra que busca capturar la esencia de esta época con una madurez cada vez más afilada. Entre producción, shows, escritura y sesiones con otros artistas, su motor sigue encendido. Como él mismo lo plantea, está “de aventuras”, y su obra es testigo de ese movimiento constante.
Dónde verlo en vivo
Quienes quieran experimentar su propuesta en carne viva podrán verlo el 2 de agosto en Morrison y el 30 de agosto en Estomba. Dos fechas que prometen ser más que un show: un punto de encuentro entre vulnerabilidad, catarsis y verdad.
































