La banda oscense-barcelonesa sigue entregando remixes de las canciones que forman parte de La Llama, su último álbum. En este caso, “Sueño” ha sido remezclada por los eclécticos, camaleónicos e inclasificables Roldán.
Y si el tema original ya era una invitación a casi desaparecer en un estado comatoso, en un apenas existir, en un olvido narcótico de la vida en un éter onírico, el remix, en la línea de Boards of Canada o Clams Casino, te permite seguir soñando para escapar de la pesadilla en que se ha convertido la realidad.
Sincerémonos: qué preferimos, ¿un disco que nos proporcione guías para vivir, actuar, pensar y sentir mejor, y que, por tanto, nos haga entender lo mal que hacemos las cosas; o, por el contrario, uno que empatice con nuestra desastrosa existencia y nos ilumine en el hastío? Si eres de los segundos, La Llama, de Will Spector y Los Fatus, será tu nuevo álbum favorito. En las antípodas del buenismo, de lo políticamente correcto y de la pseudo-filosofía del mindfullness, el tercer trabajo de la banda oscense-barcelonesa no pretende dar lecciones, sino acompañarte en la derrota. Celebrando el fracaso, aceptando la miseria existencial y abrazando la tragedia con alegría y ganas de bailar, abanderan el orgullo del perdedor sin caer en la autocompasión. Al contrario, tirando de escapismo, optimismo cáustico, humor negro y una instrumentación exultante que aúna synth-rock, psicodelia de inspiración 60s, dark disco, garage, new wave entre otras muchas referencias estilísticas, entregan un compendio de grandes canciones para sentirte arriba en tus momentos más bajos.
En cualquier caso, no hay que confundir derrota con derrotismo. Lo primero constata un hecho del pasado y/o del presente, lo segundo es una actitud que denota rendición frente al futuro: la pérdida de toda esperanza. Y aunque las altas cotas de sarcasmo presentes en La Llama puedan confundirnos, Los Fatus no han dicho ni mucho menos sus últimas palabras. Los nuevos tiempos nos han atropellado a todos, pero nada hay más revolucionario que negarse a caer en el falso optimismo del “todo irá bien” o del “de esta saldremos mejores”. Así pues, Will Spector y Los Fatus, cual modernos Prometeos, empuñan La Llama para iluminar el páramo desolador sobre el que festejar hasta morir bailando.
Compra la edición en vinilo aquí.